El rechazo de las ciudades a ser sedes de los JJOO
- Vicent González
- 17 sept 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 3 mar 2021
Los más románticos de los Juegos Olímpicos, entre los que me incluyo, somos capaces de hacer voluntariamente 15 días de cuarentena enfrente de nuestra TV cada 2 años. Es, sin duda, un placer que el deporte nos da y que nos evade de cualquier otra circunstancia a nuestro alrededor.
Pero... ¿Qué hay después de todo esto? ¿Somos conscientes de la importancia de una buena estrategia post-evento?
La celebración de unos JJOO, un campeonato del mundo de cualquier deporte de masas, o incluso la puntual celebración de eventos como MotoGP o la Fórmula 1, son, o eran, un "hype" para todos los pertenecientes a esas ciudades o países elegidos. Y es que, esta tendencia empieza a ser inversa.
Después de la intentona repetida de Madrid por albergar unos JJOO, resulta que el mejor de los acontecimientos (y aún más en tiempos de COVID), fue posiblemente, la no consecución de estos Juegos Olímpicos para la ciudad española.

Si pensamos en ediciones pasadas, en la más reciente Río 2016, seguramente nos acordamos de Simone Biles y su exhibición en el Arena Olímpica de Río. Si retrocedemos unos años atrás, en la celebrada “vuelta a casa” de los Juegos a Grecia, rememoramos las 8 medallas (las primeras) de Michael Phelps en el Centro Olímpico Acuático de Atenas.
Pero... ¿Y el después? ¿Qué pasa una vez celebrada la ceremonia de clausura? ¿Qué ocurre con los monumentos arquitectónicos (conocidos también como estadios, pabellones, villas olímpicas, etc.) erigidos para la ocasión? Por otro lado, ¿se habrán cumplido las estimaciones en cuanto a los costes proyectados?
Los tiempos cambian. Lo que antes se podía dejar a merced del paso del tiempo, ahora es la piedra angular desde la que idear el proyecto. Con un nivel de sensibilización de la sociedad por la sostenibilidad cada vez mayor, hechos como que París 2024 y Los Ángeles 2028 fuesen elegidas por el mero hecho de ser las únicas candidaturas para cada edición respectivamente, hacen pensar un cambio de rumbo en los JJOO
Ciudades como Barcelona o Londres, son abanderadas por haber sabido gestionar bien su legado desde el primer momento. En cambio, las ya citadas Río y Atenas, son el claro ejemplo del mal cometido post-evento.
En palabras de expertos en la materia, las situaciones de crisis que se viven en la actualidad en ambos países son consecuencia directa de haber sido elegidas sedes olímpicas. A esto se le suma la mala gestión de las infraestructuras creadas a propósito de la ocasión.
Así pues, la sede de voley-playa o algunas de las piscinas del Centro Acuático en Atenas se han visto totalmente abandonadas. En el caso de Río, la piscina olímpica o el mítico Maracaná, son un ejemplo de eventos deportivos fracasados.
En cuanto a lo económico, según datos del propio COI, el coste medio de las cinco últimas ediciones celebradas (verano e invierno) supera los 12 billones de dólares.
Según un estudio reciente llamado "Regression to the Tail: Why the Olympics Blow Up", se calcula aproximadamente, que el coste total de cada evento excede en un 172% su presupuesto proyectado, siendo las ediciones de verano las que más sobrecosto suelen obtener, con una media de 213%.
Para poner en balance estos datos, según un estudio de Flyvbjerg et al. (2002), no existen en el mundo otra serie de proyectos que puedan compararse con esta media de sobrecoste. La razón principal según los autores, es la inamovilidad de la fecha de apertura.
Sobre la mesa, formatos alternativos
No son buenos momentos para el COI. Al rechazo, cada vez mayor, de las ciudades por ser sedes olímpicas, se le suman las nuevas tendencias de entretenimiento, cada vez más alejadas del deporte tal y como lo conocemos en la actualidad.
Es por esto que van cobrando cada vez con más fuerza alternativas al formato habitual. Así pues, París ya ha decidido que el evento de surf se celebre en Tahití (Polinesia Francesa), a 15.000 km de la capital francesa.
En cuanto a Los Ángeles 2028, cabe destacar, que la gran mayoría de sus instalaciones e infraestructuras ya están construidas. Para la Villa Olímpica, por ejemplo, se ha elegido las instalaciones de la prestigiosa Universidad de UCLA, así como otros tantos pabellones y estadios que serán adaptados para la ocasión.
La posible nueva tendencia a la hora de elegir sede puede ir en función de la cantidad de infraestructuras ya existentes (como LA), o de tener la estrategia de legado post-evento más sólida.
Otras opciones, desde candidaturas conjuntas entre ciudades, hasta repetir durante dos o más ediciones en la misma ciudad. Una nueva alternativa interesante asoma por el retrovisor, y sería la de asignar a una serie de deportes, la misma sede durante varias ediciones.
Así pues, ejemplos como el tenis en Londres, atletismo en Los Ángeles, o equitación en Hong Kong, sería una otra opción más en la búsqueda de la viabilidad a la hora de celebrar los JJOO.
¿Pérdida de la esencia de los JJOO?
Los cambios siempre asustan. El primero que sabe que los juegos no pueden seguir por el camino que están tomando los recientes acontecimientos, es el propio COI. Con los datos de los costes de las últimas ediciones, que una ciudad sea elegida sede no es un premio, es, más bien, un seguro de endeudamiento.
Y la realidad es que viendo los procesos de elección utilizados para 2024 y 2028, hacen pensar que, tal y como están las cosas, la tendencia no va a invertirse.
Como español y fanático de los Juegos Olímpicos, que Madrid hubiese sido elegida como anfitriona de los JJOO de 2012 (o 2016 o 2020) era toda una alegría.
Como ciudadano del mismo país, creo que lo mejor que le ha podido pasar a Madrid (y a España) es este resultado. Si en 2012 estábamos inmersos en una de las peores crisis económicas jamás vividas, en 2020 estamos en el comienzo de una nueva crisis sin precedentes. Y con Tokio 2021 todavía pendido por un hilo (de esperanza).
No hay que pasar por alto, eso sí, la aceleración que supone a nivel de infraestructuras tanto deportivas como urbanas, el que una ciudad sea sede de los juegos. Pero claro, el problema es el peaje a pagar, años después, por una transformación tan acelerada y, en muchos casos, desmedida.
Ahora mismo, está en manos de estos futuros organizadores, Tokio, París y Los Ángeles, el rumbo que toman los JJOO. De esta planificación del legado y del buen hacer de ellos depende que sigamos viviendo en los próximos años, el evento deportivo más especial que se conoce.
Por el momento, el presupuesto de Tokyo 2020 ya se ha disparado, y se estima que este superará los $26B...
Y para ti... ¿Cuál es el futuro de los JJOO? ¿Qué cambios necesita el COI para que las ciudades vuelvan a ver atractiva la celebración de unos JJOO?
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